La tarde del 25 de diciembre, un nuevo episodio de violencia en la cárcel de Chillán dejó como saldo un reo muerto, en lo que las autoridades han calificado como una riña mortal entre internos.
Darwin Antonio Alarcón Bascuñán, de 35 años, fue apuñalado cerca de las 17 horas mientras se encontraba en el dormitorio 4 de condenados, compartido con un centenar de reos.
De acuerdo con la información preliminar, el ataque ocurrió durante un enfrentamiento entre internos, y aunque rápidamente fue evacuado con una herida penetrante torácica, el reo falleció en el Hospital de Chillán debido a la gravedad de sus lesiones.
Este trágico suceso no sorprendió a los funcionarios de Gendarmería, quienes ya habían advertido sobre la posibilidad de que situaciones como estas pudieran desencadenar tragedias dentro del recinto penitenciario.
Cristian Montecinos, dirigente de los funcionarios de Gendarmería en Chillán, expresó su pesar por la muerte de Alarcón, pero también destacó que, desde octubre, ya se había anticipado un desenlace fatal debido al creciente descontrol al interior de las cárceles.
El dirigente agregó que, en ocasiones anteriores, había alertado sobre el peligro de una “tormenta perfecta” dentro de las cárceles, donde las riñas se intensifican por la falta de recursos y la saturación de los recintos penitenciarios.
Este asesinato ocurre en un contexto de creciente preocupación por la seguridad y el control dentro de las cárceles de Chile, donde las riñas, los motines y la falta de infraestructura adecuada continúan siendo una constante.
La muerte de Darwin Antonio Alarcón Bascuñán es una nueva tragedia que pone en evidencia la urgencia de mejorar las condiciones dentro de los recintos penitenciarios para evitar más muertes innecesarias y garantizar la seguridad de todos los involucrados.